jueves, 18 de abril de 2013

UN POCO DE HISTORIA

Pocas veces se ha dicho que el perro como el caballo, el arcabuz y la ballesta fueron las principales armas que usaron los Europeos, no sólo para someter sino para aniquilar a los indígenas.  No se crea sin embargo, que el perro de guerra fue una invención hispana.  Era empleado en la antigüedad por griegos, romanos y bárbaros, como un verdadero combatiente, pero fue en América donde participó en las luchas entre europeos y naturales, con mayor fuerza que en el Viejo Continente.

Penetrando ahora en la médula del asunto, vamos a demostrar hasta que punto el perro, animal ignorado en América, se constituyó en el arma secreta del Siglo XVI.
El primero que apeló a la bravura de los perros de presa para esclavizar a los hombres primitivos del Nuevo Mundo fue el mismísimo Cristóbal Colón, quien en su segundo viaje trajo a tierras americanas una jauría de perros alanos.  Unos grabados de la portada de “Historia de los Castellanos en las Islas de Tierra Firme y del Mar Océano” de Antonio Herrera, así lo documenta.

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