Estos perros se fueron mudando con los romanos más allá de las regiones
alpinas, donde protegían a la gente y conducían el ganado. En la región
de Rottweil (origen de su nombre) en Alemania, muy próxima a Stuttgart,
estos ejemplares se cruzaron con los perros nativos, de los cuales
surgió una mezcla. A partir de entonces, la tarea principal del
Rottweiler fue la de cuidar y conducir ganado mayor y defender a su amo y
sus posesiones. Su nombre, «perro de carnicero de Rottweil», lo obtuvo
por la antigua ciudad imperial de Rottweil. Los carniceros lo criaban
sólo de acuerdo a su rendimiento y utilidad. Fue así como, al paso del
tiempo, se formó una raza de protección y conducción inmejorable, a la
que también se le encontró utilidad como perro de tracción. Esta región
se convirtió en un área importante de ganado, y los descendientes de los
perros de ganado romanos demostraron su valor en la conducción y la
protección de los bovinos de los ladrones y animales salvajes. Los
Rottweilers han sido utilizados por los carniceros que viajaban entre
los mercados durante la Edad Media para proteger las bolsas de dinero
atadas alrededor de sus cuellos. Sin embargo, como los ferrocarriles se
convirtieron en el principal método para moverse, la raza disminuyó
mucho y estuvo a punto de extinguirse.
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